jueves, 15 de septiembre de 2016

Deja que tus rizos brillen con luz propia




He tenido siempre un serio problema con la percepción,  el concepto y la importancia que tiene el cabello rizado en el entorno en el que he crecido. Llamemos rizado al cabello que después de seco se encoge con múltiples formas y se ve más abundante. El que tienes que estirar desde las puntas para ver qué tan largo está. El mismo que no puedes desenredar sin usar algún tratamiento,  mucha crema y paciencia. Todas las variedades, en colores y texturas, hasta el que con mucha ignorancia le llaman "malo". Muchas chicas a diario (me incluyo) crecieron con un concepto errado sobre su propio cabello.
No estoy en contra de los cambios que una mujer desee hacer a su aspecto, lo que realmente me molesta  es esa mala costumbre de formar personas  sin identidad. De obstruir pensamientos,  de menospreciar la cultura y maltratar a los débiles. Muchos al leerme creerán que exagero pero basta con saber que en muchas empresas exigen tener el cabello liso para poder ser "presentable", que no sea bien visto en un evento formal el uso del cabello rizado, o que en los comerciales de cabello "rizado" salga una mujer con unas "ondas" hechas con plancha y creo que con anécdotas no terminaría de escribir como en algo tan simple demostramos ignorancia, falta de respeto y coherencia a la hora de criticar. No es fácil crecer en medio de descalificativos y aun así levantar la cabeza. Suéltate los rizos es para todos y representa muchas cosas dependiendo de tu punto de vista. Para mí, ha sido aceptación, reivindicación, valor, libertad y expresión.

Hace falta ser valiente para defender y sentirse orgulloso de nuestra apariencia física. Hay gente que nunca te va a ver "bello" porque no encajas en su prototipo de belleza y pueden ser amigos, extraños y hasta familiares. Pero... ¿Eso que importa? ¿Puede un mortal definir mi valor como persona?



Primer encuentro - Santa Marta (Colombia)



En este primer encuentro tuvimos la oportunidad de conocernos, socializar la idea de ¡Suéltate los rizos!, compartir alegrías y preocupaciones que tenemos en común. 
Todo con el fin de amar lo que somos y apropiarnos del poder de los rizos. 

¿Tú también quieres unirte?





miércoles, 14 de septiembre de 2016






¿Por qué me monté en ese taxi? - Historias de rizos



Miraba pasar varios taxis y se me dio por meter la mano al cuarto que vi pasar. Antes de montarme decidí decirle al señor que si tenía vueltos para el billete, el señor hace una pequeña pausa y me dice que no me preocupe, que me suba adelante que va a buscar a sus hijas al colegio.  -"¿Hay algún problema?" Yo dije que no y con el calor del medio día me subí enseguida. En el camino el conductor me dice que el tráfico de la ciudad está imposible, a lo que contesté con un "aja" y seguí mirando por la ventana. Enseguida me dice que por qué me dirijo para ese lugar del centro, que si me van a arreglar el celular y se ríe, le contesto que no. Me quedé callada y pensé en no responder más nada. Continúo mirando a otro lado con un "extremo interés" en el polvo de la calle para que no me entablara más conversación. Pasábamos por varios colegios y nada que llegábamos, hasta me dio tiempo de pensar en atraco, paseos millonarios (aunque no fuera millonaria), en que no conocía la calle por donde pasábamos y me preguntaba… ¿Por qué me monté en este taxi? 

"Mi hija va a tener el cabello como tú" me dice el señor, yo solo sonreí. Veo que finalmente nos acercamos a un colegio que parecía un parque de juegos, se bajó, en pocos minutos la puerta se abre y él taxista dice "¡Digan buenas!" Cuando volteo van subiendo dos niñas idénticas al conductor. Una de ellas no tenía más de 4 años y la otra unos dos añitos mayor.  Enseguida me fijé en los casi moñitos de la menor en el cabello,  lo tenía corto pero era rizado, entonces pensé... “¡Ah... como el mío!" Me causó tanta gracia cuando seguimos en el carro y ella no me quitaba la mirada de encima, mientras su papá le decía “tócale el cabello... así es el tuyo”.

En el transcurso del camino conversábamos sobre los cuidados del cabello rizado y dejar que la niña aprendiera a amarlo, sin aplicarle químicos desde temprana edad para alisarlo, puesto que esa decisión era realmente de ella cuando estuviese consiente de lo que quería hacer con su cabello. Así fue como lo que parecía un evento infortunado para mí, resultó ser una experiencia agradable puesto que muchas veces ignoramos que nuestro cabello tiene una historia y siempre puede ser de gran ayuda para que otros se sientan apoyados e identificados, porque pasamos por momentos muy parecidos en los que los prejuicios y el desconocimiento de nuestra identidad nos llevan a creer que no somos “ideales” estéticamente.